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La Poesía Ayuda

la poesia ayuda

Vivimos en mundo lleno de necesitados, un mundo que podemos llamar Europa, América, Asia, África, un mundo que podemos llamar Venezuela, Argentina, Alemania, Brasil, China, Sudáfrica, un mundo que podemos llamar Maracaibo, Buenos Aíres, Sao Paulo, Berlín,  Pekín, Ciudad del Cabo, etcétera. Ya para 2011 se contabiliza alrededor de 7000 mil millones de seres humanos en este pequeño planeta que da vuelta a la única estrella realmente viviente llamada SOL. Las otras estrellas que se ven en la noche como dijera un personaje de la novela 2666 de Roberto Bolaño, son solo recuerdos de estrellas ya muertas, estrellas que ya no dan luz, pero a causa de su último estallido aún las vemos pues están a millones de años luz de distancia. Escribo esta reflexión pues las personas en su multiplicidad, entre sus variantes, siempre están buscando ayuda para sus problemas cotidianos , problemas que tienen que ver con el oficio de vivir, pues la vida en sí es un oficio, un trabajo, si vives  tienes que trabajar para lo que quieres tener, y no me refiero solamente al trabajo para obtener el dinero que en este sistema de vida para la mayoría es lo más importante, si no todas las complicaciones que pueden surgir para conseguir una pareja estable, un trabajo, que además de proporcionarte dinero, te proporcione felicidad al hacerlo, que las relaciones entre los seres que viven a tu alrededor  sean lo más armoniosas dentro de sus posibilidades, dar felicidad en tus decisiones a la gente que te aprecia, en especial a la familia que siempre espera algo de ti, sentirte contento con las decisiones que tomas a lo largo de esto que llamamos: vida. Si uno se pone a pensar en todo lo que es la vida te das cuenta que la cosa es harto complicada, si te pones a preguntarte acerca del porqué de las cosas que suceden  en esto que llamamos mundo te empiezas a dar cuenta que la vida en sí es bastante compleja, que existen injusticias diarias, que el individualismo que cunde en nuestras sociedades es lo que poco a poco ha llevado y llevará a este planeta a la catástrofe anteriormente anunciada  a través de las religiones; que la apatía de la gente que no mira más allá de su ombligo causa bastante indignación a los utópicos que creen en la posibilidad de transformar el mundo desde sus cimientos.

La poesía existe desde que existe la humanidad, desde que el hombre comenzó a hablar de las cosas cotidianas de su vida, desde que empezó a darse cuenta de la importancia de las palabras no solamente para comunicarse con sus iguales, sino para comunicarse con los dioses, o sencillamente para el simple juego que hacemos con ellas, me refiero a las simples pero complejas palabras. No es casual que los libros sagrados de nuestra humanidad estén llenos de poesía: desde la Biblia con su antiguo y nuevo testamento para los cristianos, el Corán para los musulmanes, el Bhagavad Gita para los hindúes, la Torá para los judíos, etcétera. Todos en su totalidad son libros complejos y sobre todo llenos de poesía, libros que en su complejidad tienen diversas interpretaciones. Por eso, las distintas facciones religiosas leyendo los distintos libros sagrados. No hay solamente una clase de cristiano, existen católicos, cristianos protestantes; entre los cristianos protestantes existen más divisiones, los testigos de Jehová, los mormones, etcétera. Todos leen un mismo libro: La Biblia. Así también pasa con los musulmanes, unos son chiitas y otros son suniitas, y todos leen el Corán. Con los judíos también es similar, sus libros sagrados son la Torá, Tanaj y el Talmud, y existen distintas divisiones dentro de ellos mismos. Todos estos libros son libros de enseñanza, de historias, y están llenos de poesía. No soy un tipo muy religioso pero comprendo muy bien el poder que tienen las palabras para la humanidad. En el evangelio según San Juan del nuevo testamento en el primer capitulo, versículos 1, 2, 3 y 4  dice: “Al principio existía la palabra y la palabra estaba junto a Dios y la palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres.”  Me sonrío al citar un texto sagrado, pero la verdad estoy de acuerdo que a través de la palabra se hizo  todo lo que existe en el mundo los hombres, al nombrar un objeto le dieron vida o se lo imaginaron, lo hicieron y le dieron nombre y, a su vez, vida. También estoy de acuerdo con  la afirmación de que en las palabras está la vida y es la luz de los hombres porque las palabras son productos de nuestros anhelos y deseos que son los que le dan valor a nuestro diario vivir. Los textos sagrados se fundamentan en la poesía pues es un lenguaje bello y profundo. Para leer poesía es necesario tener tiempo para reflexionarla y sopesarla en tus adentros, la poesía no puede ser simple pues simple no es la vida, a veces encontramos a poetas como Giuseppe Ungaretti que escribe poemas relativamente cortos, entendibles, pero de una profundidad que te deja pasmado, un poema que te impresiona pero que tienes sopesarlo por días enteros, quizás semanas, o meses o años para tratar de entenderlo en su profundidad, les doy un ejemplo:

Vigilia

Una entera velada

Tendido al costado

De un compañero

Masacrado

Con su boca

Desencajada

Vuelta al plenilunio

Con la congestión

de sus manos

penetrada

en mi silencio

he escrito

cartas llenas de amor

No me he  sentido nunca

Tan

Aferrado a la vida.

(La alegría, 1919)

Este es un poema que describe lo vivido por un soldado en una guerra. Por la fecha de publicación (1919), podemos suponer que fue la primera guerra mundial, si buscamos la biografía del autor averiguaremos que fue soldado, un soldado-poeta que ve lo más horrible que una persona puede sufrir. Ver una carnicería frente a tus ojos, imagínense, es a principios de siglo XX en una guerra que fue llamada: La Gran Guerra. Murieron más de 20 millones de personas. El poeta cuenta con su poesía un momento terrible que vivió en el frente como soldado, su compañero de tropa masacrado a su lado con la boca desencajada, él escondiéndose para salvar su vida, el poeta en medio de tanto horror tiene esperanzas de salir de toda esa guerra, y lo hace escribiendo cartas llenas de amor, porque la verdad, y eso lo saben los poetas, sólo el amor salva, en medio de tanto horror que quiere decir muerte el poeta se aferra al amor que quiere decir vida.

Soy lector desde hace ya tiempo, cuando niño me encantaba leer cuentos, leí muchos cuentos para niños en la biblioteca de mi abuela, también me paseé por las enciclopedias donde leí cosas interesantísimas para mi imaginación de lector, luego me convertí en un lector de novelas y de cuentos. No era un lector de poesía, es más, tenía un prejuicio con la poesía heredada por los profesores que tuve de castellano y literatura, en bachillerato mi profesora de literatura lo que nos ponía a hacer con la poesía era contar sílabas para reconocer que tipo de versos eran y no para analizar lo que quería decir el poeta con lo que había escrito, eso me hizo tener una predisposición hacia a  la poesía. No la leía, las formas, los versos y las rimas, me impedían comprenderla o al menos eso creía, también influyó en mi la percepción de la gente que no sabe de poesía, que cree que la poesía solo se limita a las rimas, y que si hacen una composición que tenga eso, ya de por sí tienen un poema, un ejemplo de eso son esos escritos con rimas que aparecen en las tarjetas de regalo. La poesía solo es posible si es sublime, es un pensamiento que tiene que ver con el ser humano, acerca de los temas que lo obsesionan desde su cotidianidad, y como lo decía varias líneas arriba, el entendimiento de la poesía es algo que lleva tiempo: días, meses, años. Recuerdo que cuando poco tiempo faltaba para estudiar Letras en la universidad, tendría como diecisiete años, llegó a mis manos una antología de poemas de amor hispanoamericanos, editado por ediciones Nuevo Mundo, la selección la hacía José Bonilla Amado, de ahí leí a varios autores que desconocía como Vicente Huidobro, aparece en su selección la segunda parte de su poemario Altazor, que para mí es una de los mejores poemas que he leído, pero no voy a hablar de ese poema, voy a hablar de mi poema favorito. Quizás lo leí a él, porque era mi tocayo, porque había escuchado de él, quizás lo había leído en el libro de literatura del bachillerato, pero lo cierto es que lo leí, leí a Rubén Darío, todos los poemas que salían en esa selección, pero específicamente: Canción de otoño en primavera, poema que he pensado, repensado y cada vez mientras pasa el tiempo lo entiendo mejor:

 Canción de Otoño en Primavera

¡Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer….

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y aflicción.

Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salome….

Juventud, divino tesoro,

¡Ya te vas para no volver….!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer….

La otra fue más sensitiva
y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía….

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebe….
y lo mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe….

¡Juventud, divino tesoro,
te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer….

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón

poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también….

¡Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer….

¡Y las demás! en tantos climas,
en tantas tierras, siempre son,
si no pretextos de mis rimas,
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Más a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin:
con el cabello gris me acerco
a los rosales del jardín….

Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver….
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer….

¡Más es mía el Alba de oro!

¿Qué decir de mi poema favorito? Jamás pensé en escribir algo sobre él, pero es un poema que he reflexionado mucho, y como los poemas que me gustan me los sé de memoria, es un poema que habla acerca de la búsqueda del amor, sobre todo de aquellos que creen que el amor de pareja es una búsqueda constante e incesante, y que se debe buscar sin descanso así no encontremos ese amor. En el poema el poeta describe tres de sus muchos amores, el primero es un amor de juventud, lleno de plenitud y de esperanzas como todos los ensueños primeros, uno se enamora y lo ve todo de una manera ideal, les das valores a ese ser amado que superan lo que realmente es ese ser. Primero el poeta le da el valor de cesar los dolores “en este mundo de duelo y aflicción” y luego describe su cabellera “oscura hecha de noche y de dolor”, sabiendo que ese ensueño al dejar de serlo, al desencantarse ese amor, llena al poeta de dolor por su pérdida. El segundo amor que describe es un amor de adolescencia, un amor en que lo tierno y lo ideal se mezclan con lo carnal, pero es un amor que se basa en lo pasional por lo que es corto y doloroso, “en sus brazos tomó mi ensueño/ y lo arrulló como un bebé/ y lo mató triste y pequeño/ falto de luz, falto de fe.”  El poeta culpa su fin a la falta de conocimiento, a la falta de la fe que debe existir para conservar el amor. El tercer amor es de excesos, más carnal y pasional que el anterior, un amor en lo carnal “mientras eran abrazo y beso/ síntesis de la eternidad”. A veces nos pasa eso mismo, enamorarnos de la carne ligera, basar un amor en lo que pasa en un cuarto de hotel “sin pensar que la primavera y la carne acaban también”. La carne como lo decían los grandes poetas franceses del siglo XIX (Rimbaud, Baudelaire, Mallarme) es sumamente triste por lo perecedera, porque tiene un fin previsto y, aunque nos enamoremos de un cuerpo, siempre perecerá ante lo sublime que es el loco sentimiento amoroso.

Ahora pasamos a mi parte favorita, Darío cuenta que todos los amores que buscó solo son pretextos de sus versos, recuerdos que son parte de su memoria y que los hace poesía, afirma que “La vida es dura, amarga y pesa/  ya no hay princesa a quien cantar”. Pero a pesar de que el tiempo pase, y no se detenga, aún así el poeta va en busca de su amor insensatamente: “más a pesar del tiempo terco/ mi sed de amor no tiene fin/ con el cabello gris me acerco/ a los rosales del jardín”. Darío cierra con los versos que se repiten en cada estrofa: “Juventud divino tesoro/ ya te vas para no volver/ cuando quiero llorar no lloro/ y a veces lloro sin querer/ mas es mía el alba de oro”. El tiempo pasa, la juventud se pierde buscando a veces ese imposible amor, como diría ese otro gran poeta venezolano José Antonio Ramos Sucre, “mas es mía el alba de oro”, o mas es mía mi loca-insensata pero bella esperanza.

Hay algo que quiero decir de la poesía, trata como dije anteriormente de nuestras vivencias cotidianas, este poema de Darío habla de algo tan terrenal como el amor, algo que el poeta saca de su memoria, de lo que ha vivido, y lo hace poesía, pero el lector de ese poema lo lee desde lo que entiende, desde lo que ha vivido, por eso que muchas veces es necesario tiempo para entender los poemas en su profundidad, por eso la poesía hay que leerla infinidad de veces y en distintos tiempos. Yo no entendí de la misma manera este poema de Darío a los 17 años que ahora a los 31 años, a los 17 solo había conocido el primer amor que describe el poeta, a los 31 después de miles de lecturas, de recordarme a cada rato del poema y ya de haber conocido a los otros dos amores, lo comprendo de otra manera que cuando lo empecé a leer. Esto que acabo de decir vale también para los que leen los textos sagrados que como dije anteriormente parte de ellos están llenos de poesía, llenos de enseñanzas, por eso las personas con diversos problemas que llegan a tocar fondo en ellos, toman la religión como salvación, toman una esperanza que estuvo perdida, por los diversos motivos que tiene cada quien para descreer. La poesía entre su inmensa diversidad que existe desde hace muchos siglos, habla de forma sublime sobre temas profundos y reiterativos de nuestra condición humana, en los momentos de más descreimiento, en el plano personal, siempre me ha salvado lo dicho por algún poeta, mientras más vivo mejor entiendo el poema de Canción de Otoño en Primavera. Los poetas por hablar de forma sublime sobre temas comunes en nuestra humanidad ayudan, nos ayudan desde sus voces que nos hacen rememorar en las vivencias de otro lo que vivimos en el pasado, en el presente o lo que viviremos en el futuro. Cuántas veces no me han consolado varios poemas de Jorge Luis Borges, cuando termino una relación o una locura en las que siempre me involucro, cuando me sucede, repito este fragmento del poema de Borges 1964:

“La dicha que me diste/ y me quitaste debe ser borrada; / lo que era todo tiene que ser nada.”

Es cierto todo lo bueno en la vida tiene su fin, Jorge Luis Borges es un gran escritor y poeta argentino que se basa en lo que escribe sobre la metafísica, en los problemas del vivir diario, en buscar soluciones y consuelos para nuestros problemas, entre otros temas que toca en su vasta obra literaria. Hay un poema que siempre recuerdo de él que se llama «Posesión del ayer», antes me lo sabía de memoria pues era uno de los textos que yo leía en la universidad cuando estaba en un grupo de lectura en voz alta, me encanta recordarlo pues tiene que ver con lo que siempre atesoramos en nuestro diario vivir, que es la memoria de nuestras vidas. El poema dice lo siguiente:

Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas

y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. Sé que

he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos

imposibles colores como no piensan los que ven. Mi padre

ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando quiero escandir

versos de Swinburne, lo hago, me dicen, con su voz. Sólo el

que ha muerto es nuestro, sólo es nuestro lo que perdimos.

Ilión fue, pero Ilión perdura en el hexámetro que la plañe.

Israel fue cuando era una antigua nostalgia. Todo poema,

con el tiempo, es una elegía. Nuestras son las mujeres que

nos dejaron , ya no sujeto a la víspera, que es zozobra, y a

las alarmas y terrores de la esperanza. No hay otros paraísos

que los paraísos perdidos.

La vida en sí, es compleja, varias culturas del pensamiento oriental la consideran una ilusión, y la verdad tiene mucho de ilusión la vida en que vivimos, Borges en ese poema habla de que lo único que nos queda de nuestro diario vivir son los recuerdos de lo que vivimos y tuvimos en algún momento de nuestras vidas, y que perdimos por diversos motivos, por eso dice que “No hay otros paraísos que los paraísos perdidos”.

Desde que me di cuenta de la ayuda que puede brindar la poesía para nuestro diario vivir he pensado en hacer selecciones de poemas de poetas, en los diversos temas que pueden tocar, y que serían de gran ayuda para los que la buscan. Hay millones de personas que se la pasan buscando recetas para vivir en libros de autoayuda, libros que dan recetas para el vivir mejor según el que la escribe, pero no son gran cosa ¿Cómo uno puede ayudarse a sí mismo? Debemos pensar, al menos es lo que pienso yo, en que buscar ayuda de otras personas es sumamente importante, de los libros que siempre son buenos amigos, de los escritores que escriben para un lector que tiene similares problemas de los que escribe un autor a través de la literatura, en especial de la poesía, porque verdaderamente pienso que la poesía ayuda, solo que debemos entenderla y buscarla como se busca e investiga todo en esta vida, al menos ese es el deber nuestro como seres humanos pensantes en este complejo mundo.

Por: Dario Tello Medina | Diseño de Entrada: Reinaldo Pérez

2 pensamientos en “La Poesía Ayuda

  1. Es cierto que la poesía ayuda. Un artículo maravilloso que convierte el análisis literario en poesía pura, diria yo que es un meta-análisis literario,y lo es porque habla de la vida y la creación no como instancias separadas, sino como caras de una misma moneda, esa es la clave, la interconexión de lo que existe.

    Les dejo en retribución este poema que cierta vez le dediqué a una persona amada…

    Yo soy el anarquista de las bengalas,
    el anarquista único, el que permanece y pasa:
    he tenido nombres en los que dormían las frutas
    de los corazones raros. A todas horas trabajo,
    y en especial cuando la gente afirma
    que no hago nada. Sé lavarme el alma
    sobre papel y nada, colocar bombas de relojería
    en las ciudades que siento en las espaldas,
    buscarle y con olvido las cosquillas a un amor
    que prefiguro con distancia y a través de todo eso
    seguir estando en todas partes habiéndome
    marchado.
    Porque yo soy
    el anarquista de las bengalas. Cada vez
    que enciendo una tu corazón
    y mi corazón se apagan.

    El anarquista de las bengalas – Poemas de Santiago Montobbio

    • Hermoso poema…. La verdad la poesía es el lenguaje de la vida, o de lo vivo. Si la creación se separa de eso, se diseca, muere.

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